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  • br Las fuerzas Impulsoras de la Internacionalizaci

    2019-04-18


    Las fuerzas Impulsoras de la Internacionalización de la ciencia y la technología en América latina
    Los eLementos indicativos de la internacionalizacion de la ciencia y la tecnología en América Latina
    Debates ytensiones en torno de la internacionalización de la ciencia y la technología en América Latina
    Reflexiones finales Por otra parte, se han descrito trabajos relacionados con el estudio de las publicaciones conjuntas científicas internacionales, los cuales, con sus reconocidas limitaciones, han permitido construir ejes y mapas de colaboración internacional para los países de América Latina, identificando las relaciones más frecuentes plasmadas en las copublicaciones internacionales. En el caso del estudio de los programas de cooperación y la movilidad científica internacional, los mismos han dejado entrever la influencia de aspectos políticos, económicos y sociales en las actividades científicas y tecnológicas internacionales. Por su parte, los estudios abocados glutathione s-transferase las dimensiones internacionales de las prácticas científicas y tecnológicas realizadas en los laboratorios y equipos de investigación, han permitido dar cuenta de los diferentes grados y modos de inserción internacional de los grupos de investigación, la heterogeneidad de intereses por parte de los actores que colaboran, así como también el entrelazamiento entre los factores cognitivos y sociales que se da en dichos vínculos. Se advierte, además, la importancia de un debate actualizado acerca de las condiciones de producción de conocimiento en los países latinoamericanos, las cuales influyen en la inserción internacional de los investigadores, así como también del papel que puede cumplir el ámbito internacional en el fortalecimiento de las capacidades locales de producción de conocimiento relevante para las distintas realidades nacionales.
    La dignidad de los pueblos originarios de Nuestra América se reclama desde ellos, sus voces se han estado convirtiendo en derechos reconocidos en Cartas magnas de países que sin menoscabo los han positivado como derechos humanos colectivos o de solidaridad (derecho a la paz, al desarrollo y a la diferencia cultural), reconocimientos que actualizan la cuestión clásica de la filosofía política: ¿cuál es el Estado más justo?, y que frente a Peptite strains of yeast la diversidad cultural nos obliga a cuestionar la condición monocultural con la que se define el Estado-nación moderno en la región latinoamericana. La conquista jurídica de los derechos colectivos, tanto en el ámbito internacional como en los ámbitos nacionales, tiene hoy la peculiaridad de que ya no son otros sujetos distintos de los pueblos originarios los que únicamente hablan de sus causas, como sucede en el indigenismo, sino que su reconocimiento se ha impulsado desde su misma acción y participación políticas así como también de sus posturas éticas. Sus remotos antecedentes tienen que ver con las resistencias de los pueblos conquistados en Nuestra América que han tenido lugar desde la Colonia y, posteriormente, en el Estado independiente. Tengamos presente que el Estado moderno como Estado-nación se erigió bajo el atropello de las minorías, obligadas a incorporarse, a extinguirse o al rezago, según haya sido el caso del Estado en su ruta hacia la unidad nacional. No obstante que los esfuerzos políticos y culturales para integrar o desaparecer a los pueblos originarios estuvieron respaldados por todo tipo de estrategias (desde la franca violencia del exterminio hasta la apuesta por la cruzada educativa integradora-civilizadora cuya meta nacionalista se centraba en lograr que dejasen de ser como eran), no obtuvieron el destino esperado, puesto que más bien los pueblos originarios no solamente no dejaron de existir sino que se han mantenido en la pervivencia de sus formas de vida, luchando para exigir el respeto a su dignidad. Y desde esta vertiente de resistencias y manifestación de fortaleza moral es que se han venido a establecer los derechos humanos de la tercera generación, como derechos humanos en sus culturas. De tal forma, algunos estados que al interior de sus territorios habitan pueblos originarios y que han reconocido su plurietnicidad y plurinacionalidad con la obligación de articular todos los tipos de derechos, contraen también el compromiso de no transgredir la dignidad de todos sus miembros pertenecientes tanto a la mayoría nacional como a los pertenecientes a las minorías y pueblos originarios.