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  • La representaci n colectiva de los

    2019-05-13

    La representación colectiva de los indígenas se caracteriza por el tono apologético, idealizado, en el que el uso abundante de los superlativos contribuye order gap27 resaltar hiperbólicamente la naturaleza pacífica del nativo como “buen salvaje”: Siguiendo el esquema de las oposiciones binarias, Las Casas contrasta la mansedumbre —por momentos, pasividad de los naturales, residuo de su discurso paternalista—, a las fieras acciones de los españoles a través de recursos tales como la acumulación, la proliferación verbal y el polisíndeton: Se observa que, en la representación colectiva de los conquistadores, Las Casas tiende a la generalización. Omite los nombres propios de los principales autores de excesos y atropellos contra los indígenas, pero también suele apelar a la referencia elíptica, donde la supresión parcial de un elemento (en estos casos las identidades de los sujetos aludidos) exalta otros elementos (fechas, lugares, cargos), indicios que permiten develar la información deliberadamente ocultada. Esto ocurre con algunos protagonistas muy importantes de la Conquista como Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Pedrarias Dávila. No sucede lo mismo con los nativos que, si bien son objeto de generalizaciones, en distintas ocasiones se identifican por su nombre, su rol social y político (reyes, figuras principales tanto masculinas como femeninas), y por sus acciones de valentía, también de rebelión, contra los conquistadores, como ocurre con el reinado de Anacaona, asesinada por orden de Nicolás Ovando, otro nombre propio elidido en la Brevíssima relación. Es evidente que Las Casas privilegia su experiencia centrada en el espacio antillano; es por esta razón que los relatos pormenorizados de los hechos allí ocurridos son los que más páginas ocupan en su escrito, si los comparamos, por ejemplo, con el espacio destinado a describir las acciones de los conquistadores en Perú, región que Las Casas no llegó a conocer personalmente; condensa en esas secciones relatos de otros testigos o bien apela a la cita de autoridades, al reproducir fragmentos de crónicas u otro tipo de documentación, como cartas y memoriales. Se repiten en el texto fórmulas que colocan al autor en la posición autorizada del testigo, que narra sus experiencias en primera persona, validando de esta manera el carácter testimonial de su relato, que en varias ocasiones aparece en el texto como oración incidental, por ejemplo: “La causa porque han muerto y destruydo tantas y tales e tan infinito número de ánimas los christianos, ha sido por tener por su fin último el oro […] (hablo con verdad por lo que sé y xylem visto todo el dicho tiempo)”, repitiendo la argumentación ya mencionada en el prólogo acerca de la codicia de los conquistadores. En otros momentos, el testimonio en primera persona es reforzado además por medio del carácter contundente de verbos y acciones ligadas a la vista: “ Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas”. Se reiteran también, casi como tópicos del relato, las quejas acerca de la insuficiencia y límites del lenguaje, la incapacidad de la escritura como instrumento para representar hechos de tal extrema violencia y envergadura: Sin embargo, Las Casas lo dice explíctamente, y de una manera muy particular, porque son las escenas de mayor horror, crueldad y violencia las que se narran apelando esta vez al uso atenuado de las figuras retóricas. Se trata de descripciones de matanzas, torturas, destrucción, incendio y expoliación de poblados enteros, sometimiento a la esclavitud y servidumbre de los indígenas, en cuya representación se destacan los hechos por sí mismos, paradójicamente intensificados por el despojamiento de recursos expresivos: Si, como subraya la mayoría de los trabajos críticos sobre la Brevíssima relación, el cuerpo de la obra se constituye a partir de una “impresionante galería de escenas particulares horrorosas”, el carácter reiterado de las mismas, su acumulación hiperbólica que en ocasiones resta verosimilitud a la materia narrada, no le quita sin embargo su patetismo e intensidad dramática, efectos que evidentemente el texto causó no sólo entre sus receptores privilegiados (Felipe y, por su intermedio, el emperador Carlos V), sino también entre los posibles receptores de su época, tanto en el continente europeo como americano. La historia de la recepción del texto más difundido y polémico de Las Casas echa luz sobre algunos de estos aspectos, aunque motivaría la escritura de otro trabajo, más profundo y riguroso. Solamente quiero mencionar al respecto dos momentos significativos aunque opuestos de la lectura y difusión del texto en América y en Europa. El Cabildo de la Ciudad de México, marcadamente antilascasiano, pagó en 1553 los gastos de una copia de la Brevíssima relación para informarse y refutar sus tesis; más adelante le solicitó al rey la prohibición de circulación de todos los escritos del dominico. Otro hito importante lo constituye la famosa circulación fuera del mundo hispánico que obtuvo la edición en 1598 de la Brevíssima relación, publicada en Francfort e ilustrada por los hermanos belgas Jean Théodore y Jean Isräel de Bry, cuyos famosos grabados reproducen con inusitado realismo las descripciones más patéticas del escrito lascasiano.